Fortaleza con pies de barro en San Asensio, La Rioja.




El castillo de Davalillo se encuentra en una situación casi ruinosa, con gran deterioro en buena parte de sus muros y cubos y pérdida de sillares en otros puntos .

El paso del tiempo y la nula atención dispensada para su mantenimiento -rozando el abandono- explican el deplorable estado actual -casi ruinoso- del castillo de Davalillo (s. XII-XIII), ubicado en términos de San Asensio. En el caso de no acometer una actuación urgente para su recuperación, se podría asistir, en pocos años, a su práctica desaparición. La fortaleza de Davalillo es propiedad privada. Pertenece a los herederos del Marqués de Riscal y está bajo protección por medio del Decreto de 22 de abril de 1949 y de la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. El castillo de Davalillo es de estilo románico y se encuentra sobre un cerro a orillas del río Ebro a cinco kilómetros de la villa de San Asensio. Toda la fortaleza está construida en piedra de sillería con relleno de morrillo, y tiene planta poligonal de siete lados. Junto al cerro, se localiza la ermita dedicada a la Virgen de Davalillo, que es la patrona de San Asensio y que se intuye que pudo ser la iglesia del antiguo poblado desaparecido a los pies de Davalillo, origen de esta localidad riojalteña, conocida por sus vinos. La aldea es probable que fuese construida durante el reinado de Alfonso VIII -entre finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII-, con el objetivo de proteger a Castilla de los ataques navarros. La fortaleza presenta actualmente algunos riesgos evidentes, como es el caso de algunos de sus cubos que se muestran descalzos en sus bases, con una situación de «alto riesgo de derrumbe», tal y como recoge el libro 'Castillos de La Rioja'. También la torre del homenaje, de planta cuadrada, que en tiempos tuvo cuatro pisos y acogió en su parte baja la capilla, presenta un gran deterioro. Asimismo, toda la coronación de los muros y cubos está desmochada y está perdiendo sillares a medida que nace la vegetación entre sus piedras. A ello se une «la acción del hielo, que actúa como el mejor aliado del derribo», apunta la publicación dedicada a los castillos riojanos. Igualmente, presenta importantes grietas en el cubo, deterioro notable en el el interior y agujeros de tamaño considerable en algunas partes del muro.

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