Descartan que los restos del castillo de Ablitas (Navarra) sean de origen musulmán



El castillo de Ablitas, del que sólo quedan sus ruinas, no es de origen musulmán, sino cristiano. Ésta es la principal conclusión de la visita que realizaron el domingo tres arqueólogos riberos a la fortaleza medieval ablitera, invitados por la recientemente creada Asociación de Amigos del Castillo de Ablitas.

Así, ha quedado desechada una de las más arraigadas creencias populares de la localidad. Pese a que la documentación histórica existente se refiere por primera vez al castillo después de la conquista de la villa en 1119 por parte de Alfonso I El Batallador, en Ablitas se tenía convencimiento de que la fortaleza había sido construida en el siglo X, en plena dominación musulmana.


De estilo gótico

En la visita estuvieron presentes los arqueólogos Juanjo Bienes, Luis Navas Cámara y Óscar Sola Torres, quienes recorrieron el entorno del castillo y accedieron a la parte superior y al interior de la torre del homenaje, además de a todas las estancias de las galerías subterráneas, que los expertos dataron a partir del siglo XVI. Los arqueólogos fueron guiados por una veintena de miembros de la Asociación de Amigos del Castillo de Ablitas, entidad que aboga por la restauración de la fortaleza.

"El modelo constructivo de la torre es típico de la época medieval cristiana y de estilo gótico, con lo que data del siglo XIII y XIV", indicó Bienes. El arqueólogo tudelano se fijó, entre otros elementos, en el tipo de sillería de la torre, que no coincide con el de otras fortificaciones circulares islámicas de la zona, y en sus marcas de cantero.

De todos modos, Bienes no descartó que Ablitas pudiera contar con una fortaleza musulmana. "Lo lógico es que, por la situación geográfica de Ablitas, existiera una fortificación anterior, pero ese hipotético castillo pudo estar en otro lugar distinto al actual", explicó.

Una torre de casi 20 metros

La visita de los arqueólogos al castillo de Ablitas sirvió para aportar más datos sobre la fortaleza e, incluso, cambiar la visión que, hasta ahora, se tenía de él.

Así, Bienes apuntó que la torre del homenaje que domina el lugar era un aljibe -depósito de agua-. Sobre esta construcción cilíndrica, de 7 metros de altura, se ubicarían otras dos plantas fortificadas, en las que se situarían las dependencias del señor del castillo, dando como resultado una torre de entre 17 y 20 metros de altura.

Bienes abogó por la restauración del castillo ablitero, empezando por la consolidación de la torre. "En la Ribera tenemos muy pocos castillos como éste y sería una pena que se perdiera", afirmó.

Los arqueólogos destacaron también la conservación de las galerías rupestres excavadas en la roca y el valor histórico de una fortaleza que jugó un importante papel en la defensa de Navarra. De hecho, el castillo pudo formar parte de un sistema de comunicación y alerta de invasiones a través de señales de humo, integrado por otras fortificaciones ubicadas en la muga con Castilla y Aragón.

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