La Junta de Extremadura cataloga 121 monumentos en la provincia (castillos, alcazabas, murallas, torres,...)

La Alcazaba, la muralla, la Torre de Espantaperros o la catedral son monumentos muy conocidos en la ciudad de Badajoz. Sin embargo, no todo el mundo sabe que un inmueble en la calle Joaquín Costa, el número 16, también está considerado patrimonio extremeño. En total, la capital pacense cuenta con diez lugares catalogados como monumentos de los 121 que hay en la provincia. Mérida, con 23, es la localidad más prolífica en arte aunque hay grandes joyas escondidas en 48 de los 181 municipios de la provincia.

Estos son los datos recogidos por la guía de Monumentos Artísticos de Extremadura elaborada por expertos en arte e historia de toda la región. En general, el patrimonio de la provincia se considera muy valioso, especialmente por la diversidad, ya que muchas culturas diferentes en épocas distintas dejaron su impronta en esta tierra. A este respecto, Pilar Mogollón Cano-Cortés, doctora en Historia del Arte de la Universidad de Extremadura, califica los conjuntos arquitectónicos de la zona como excepcionales. 'Sobresale su rica y variada arquitectura popular. Algunas edificaciones singulares, como las fortalezas y las construcciones religiosas intensifican el valor patrimonial de la provincia', añade esta experta.

En comparación con otras provincias españolas, Badajoz se equipara en cuanto a declaraciones de bienes como monumentos. La situación ha sido históricamente desequilibrada respecto al número de las declaraciones realizadas en la provincia de Cáceres, aunque en los últimos años se ha ido igualando. Tanto en la provincia vecina como en ésta, están declaradas más de un centenar de obras como Bienes de Interés Cultural. En ambos casos, las declaraciones de monumentos son las más numerosas, seguidas de los conjuntos históricos, ya que Badajoz tiene 11 declarados y Cáceres 21.

Estudiar el patrimonio de la provincia de Badajoz es realizar un viaje en el tiempo que comienza con las pinturas rupestres del Risco de San Blas en Alburquerque, la manifestación artística más temprana que se conoce en la región.

Para continuar la línea del tiempo hay que detenerse en la capital autonómica, que cuenta con los mejores vestigios romanos a nivel nacional. Se conservan las construcciones más imponentes de 'Emerita Augusta' como el teatro, el anfiteatro, los acueductos, el circo y los puentes, pero también vestigios más desconocidos que han servido para conocer cada detalle de la forma de vida en esa época. Por ejemplo, las cloacas o los columbarios, dos panteones que acogen las cenizas de dos familias emeritenses de hace 2.000 años.

Mérida, sin embargo, no es el único municipio que puede presumir de orígenes remotos, ya que hay restos romanos salpicando gran parte de la provincia. Medellín y su teatro, la villa romana de Santa Marta de los Barros o las termas descubiertas en Alange.

Además de los romanos, los visigodos también dejaron huella de su presencia en multitud de localidades y muchos de los castillos y fortalezas de la provincia tienen sus orígenes en un primer asentamiento visigodo o romano. Es el caso de Badajoz que, a pesar de su innegable pasado musulmán, contó con un enclave romano como demuestra el yacimiento de Las Tomas. No fue un núcleo importante sino una villa rústica para aprovechar la riqueza de la zona. La capital pacense también es un gran exponente de la cultura que dominó esta zona durante los siguientes siglos, la árabe. Además de la alcazaba de Badajoz, destacan las de Reina o los vestigios de Segura de León. Muchos de los emplazamientos originales de los árabes han sido tapados o sustituidos por fortalezas e incluso iglesias durante la Edad Media. este es el caso de la Iglesia de Santiago el Mayor, en Capilla, que procede de una mezquita islámica.

Precisamente las fortificaciones y castillos de los siglos XIII, XIV y XV fueron las construcciones que marcarían el paisaje artístico de la provincia para siempre. En el catálogo de monumentos artísticos, estos siglos destacan por el gran número de localidades que cuentan con construcciones originarias de esta época. Sería imposible reflejarlas todas aunque destacan por su fama las construcciones en Alburquerque, Olivenza, muy marcada por sus cinco siglos de historia portuguesa o Llerena.

Afortunadamente para el patrimonio regional y para la industria turística, son muchas más las que salpican la geografía pacense e incluso, en algunos casos, son bastante desconocidas. En el catálogo de monumentos artísticos, por ejemplo, se destaca el Castillo de Piedrabuena, en San Vicente de Alcántara, como una construcción muy peculiar, ya que está en un llano cuando la costumbre era construir las fortificaciones en alto para dificultar el acceso. También hacen hincapié en el Castillo-Palacio de Orellana la Vieja pero por razones menos positivas. A pesar de ser un enclave magnífico del siglo XV, su conservación ha sido deficiente y la guía tacha incluso de abandono su estado durante muchos años.
A este respecto, Pilar Mogollón, cree que es importante conocer y valorar el patrimonio para garantizar su defensa y protección, ya que, a pesar de que hay marcos normativos para su protección, queda mucho por hacer. 'Es muy importante la educación y el compromiso social para protegerlo debidamente'.

El siglo XVI también fue un momento de auge para el patrimonio de la zona, especialmente en las construcciones religiosas. En muchos casos las poblaciones se iban formando gracias a la presencia de un señorío y con la repoblación llegaba la necesidad de construir una iglesia. Es el caso, por ejemplo, de la iglesia de Santiago en Don Benito o la de la Concepción en Hornachos, en la que destaca su imponente torre. Incluso hay casos curiosos como el de la iglesia parroquial de Santa Amalia que fue construida por sus propios vecinos.

Uno de los monumentos más peculiares de la guía está en la localidad de Villar del Rey y procede del siglo XVII. Se trata de un pozo de nieve que servía para el suministro de hielo de Badajoz. Los responsables bajaban la nieve desde Béjar en recuas de caballos y lo almacenaban en este pozo que, por su peculiaridad, ha recibido la denominación de monumento.

En las épocas posteriores comienzan a destacar los edificios de arquitectura popular como la Plaza de Toros de Cabeza la Vaca del siglo XVIII o un edificio que servía como centro de reunión en Almendralejo, el 'Obrero Extremeño', sede de la Sociedad Cooperativa de Artesanos y una de las pocas edificaciones del siglo XX que reciben la denominación de monumento.
La guía recoge los enclaves citados y más hasta un total de 121 en la provincia pero muchas localidades echarán de menos alguno de sus edificios. Catalogar lo que es un monumento artístico no es tarea fácil, ya que no sólo depende su antigüedad sino que también se tiene en cuenta si es un exponente del momento histórico en el que se realiza.

'Aunque se han llevado a cabo diversos inventarios a lo largo del siglo XX sobre el patrimonio histórico-artístico extremeño, falta por realizar una catalogación actualizada que proporcione el conocimiento del patrimonio arquitectónico de la región', señala Pilar Mogollón. La reciente reedición de 'Monumentos Artísticos de Extremadura' recoge los más importantes, tanto los monumentos y conjuntos declarados de interés histórico-artísticos como otros, pero, según la doctora en Arte, 'faltan otras muchas edificaciones que convendría tener catalogadas y documentadas'.

El Ministerio de Cultura programó y encargó en los inicios de los años 80 un 'Inventario del Patrimonio histórico-artístico' de las provincias de Cáceres y Badajoz. El trabajo se realizó pero nunca llegó a publicarse y por lo tanto, no se dio a conocer.
Para la catedrática de la Uex, faltan cosas por catalogar. 'Sería conveniente revisar algunas declaraciones que se realizaron en su día y también sería deseable contar con más ejemplos de categoría recogidos en la legislación autonómica, como las de parque arqueológico, así como un mayor interés por el patrimonio industrial'.

De aquí a unos años, puede que el mapa histórico-artístico vaya cambiando. Se reconocerá el valor de algún edificio que no ha recibido la atención que se merece y quizá, incluso se incluyan piezas contemporáneas pero, por el momento, éste es el patrimonio del que puede presumir Badajoz.

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