Algunos castillos abandonados se convirtieron en canteras.

El doctor en Historia Inocencio Cadiñanos Bardeci es un experto en materia de castillos. Su libro Arquitectura fortificada de la provincia de Burgos recibió el premio Monografías Burgalesas de la Diputación provincial.

¿A qué se debe la desaparición de castillos?

Habría que echar la vista atrás. La supresión de los Señoríos por las Cortes de Cádiz, en 1812, obligó a los grandes señores a vender sus bienes. Las torres y los castillos pudieron ir a manos de ayuntamientos o de particulares. En la mayor parte de los casos, los particulares las descuidaron o los emplearon para otras cosas. Hubo casos en que el castillo quedaba abandonado y los vecinos pensaban que podían hacer con él lo que les daba la gana. Los castillos se convirtieron en canteras.

¿Las instituciones cuidan los castillos?

Las diputaciones hacen lo que pueden. Entre los ayuntamientos hay dos grupos: los que invierten dinero y los que pasan de todo. Con los particulares pasa lo mismo: unos los restauran y otros meten vacas.

¿Qué se debería hacer?

Los Ayuntamientos deberían consolidar y mantener los que están en ruinas, lo poco que todavía se puede conservar. Tienen un gran valor simbólico e histórico. Uno de los mejores planes que se han hecho fue el sistema de paradores de Fraga.

¿Hay alguna zona especialmente preocupante?

La verdad es que en España hay castillos por todas partes. En Francia, para decir que algo es imposible, existe este dicho: “Eso es como hacer castillos en España”. Porque había tantos que no se podían hacer más. En cuestión de territorios, en Aragón y en Castilla La Mancha hay bastante dejadez.

Cíteme algún ejemplo de abandono.
El Castillo de Lara, en Burgos. El día menos pensado se cae entero. También está en muy mal estado el de Cidad de Valdeporres. Está devastado, no tiene los pisos por dentro.

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